Lucía el sol y hacía frío, aunque no todo el que se había anunciado. La alargada sombra de nuestras últimas dos derrotas no había ocasionado daños colaterales, nuestra autoestima estaba intacta y el equipo había entrenado bien, por lo que el objetivo estaba claro; patearle el culo a la dichosa sombra y brindarle a nuestra afición una victoria “made in Barça”, con “jogo bonito”. Y avanzándome al final diré que ganamos, que pateamos con rabia el trasero de la sombra de la derrota, pero también que lo hicimos sin brillo en nuestro juego, es decir, a lo “made in Barça” Martino.
Sexta jornada de liga frente a la UE Santboiana B, que llegaba con un equipo joven dispuesto a agigantar la sombra de nuestras derrota.
SITGES: Furchi, Eric, Xavi, Óscar, Josep, Alberto, Albert, Stephane, Pablo, Martí, Luis, Ander, James, Oto, Malcolm. Entró Ferrán por Furchi, no jugaron Eze, Nico, Héctor y Dani.
El partido empieza frío, los contendientes parecen no querer agredirse demasiado, el juego es lento y trabado contra todo pronóstico. Dominio local territorialmente hablando, con un rival que encaja los primeros tres puntos merced a un golpe de castigo. La réplica llega en forma de marca no transformada, después de un lateral resuelto con un maul penetrante indefendible para los sitgetanos, que toman nuevamente la iniciativa en el marcador merced a un nuevo golpe de castigo, 6 a 5 en un partido algo insulso y falto de pimienta, donde el juego de los locales se veía muy lastrado por la falta de balones de calidad desde sus formaciones fijas y por la falta de dominio en el juego de contacto.
Descanso con el marcador 6 a 5 y la sensación de que podía pasar cualquier cosa.
La segunda mitad de inicio no muestra grandes cambios, intercambio de golpes que sitúan el marcador en un 9 a 11 para los locales y que mantiene las opciones de los dos equipos por alzarse con la victoria. Juego trabado, sin apenas continuidad, plagado de imprecisiones y en el que el paso de los minutos enciende poco a poco la llama de la intensidad… fruto de la cual una tangana que termina con amarilla y roja por ambos bandos y que sirve de espoleta a los locales, que despiertan del letargo alentados fuertemente por su público. El partido cae hacia el abismo y se acelera buscando el final; una patada presionada supone un balón recuperado y plantado en marca contraria, poco después es una jugada individual del medio melé la que supone el segundo ensayo local, contestado por una marca de la rápida tres cuartos rival, que ya no respira oxígeno tras encajar un nuevo ensayo que deja el marcador en el definito 28 a 16 final.
Saludos, aplausos, pasillo.
Vestuario, charla, ducha.
Cerveza, risas, comentarios.
Gracias a todos los que habéis compartido con nosotros este partido, en cualquiera de sus versiones; rival, árbitro, aficionado, despistado, pasaba por allí y me quedé, médico, curioso…en el rugby cabemos todos.