JUVENIL: Sitges 22 – CEU 19

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«El mejor truco que inventó el diablo fue convencer al mundo de que no existía». Nuestro equipo vuelve a presentarse con 14 jugadores y destila, a priori, un aura de debilidad que amenaza con embriagar al rival a poco que se descuide. Cualquier otro equipo sentiría su inferioridad como una herida propia casi mortal, pero el nuestro, a base de necesidad, a hecho de ello una experiencia desde donde luchar con humildad, sacrificio y orgullo. Para ser sinceros hoy no tocaba ser 14, pero a última hora Juliá se quedaba en cama con gripe (gripe no es nombre de mujer, ya quisiera él), a Miquel su madre lo pegaba con Loctite a los libros de texto y Nathan tenía que trabajar (eso dicen). Una última llamada desde el vestuario no consigue despegar a Miquel de sus libros, así que empiezan a arder las calderas del infierno con 14 diablos dispuestos a ganarse el cielo.
Nos enfrentábamos al CEU, que llegaba como colíder junto al Barça habiendo ganado sus dos partidos anteriores.
SITGES: Dani, Eric, Jordi, SantKu, Kelsey, Josep, Albert, Guillermo, Sebas, Nico, Jorge, Àlex, Thomas y Luis.
El partido empieza bien para nosotros, jugamos en campo contrario y resolvemos bastante rápidamente los puntos de encuentro, lo que nos ayuda a encontrar espacios en una defensa a la que le cuesta recolocarse. Unos buenos apoyos tras las rupturas nos permiten ganar metros y empezar a abrir brecha en el marcador, disparándolo hasta un claro 17 a 0. El CEU encaja los golpes pero no baja la guardia, y empieza a presionar básicamente a través de sus delanteros. Nos cuesta frenarlos y caemos en la indisciplina; una jugada con dos golpes de castigo dentro de 22 termina en un primer ensayo, y otra con un nuevo golpe a 5 metros de línea de marca sigue la misma suerte, 17 a 14 al descanso.
Agua para los diablos, de la que no apaga las llamas pero que calma la sed. Pensamos en hacer cambios, pero en el banquillo solo están Peter Pan y el eslabón perdido, dos muñecos que ha traído mi hijo. A sufrir.
Empezamos a sufrir el ataque de un CEU que busca la victoria pero al que no se la dejamos encontrar; defendemos con fuerza y orden, elegimos bien los momentos para arriesgar en los rucks y nos mantenemos on fire. Pasan los minutos y el partido cada vez está más abierto fruto del cansancio; finalmente una buena jugada de los tres cuartos del CEU lleva el balón hasta el ala que gana por velocidad nuestra zona de marca, 17 a 19 y el partido muy cuesta arriba. El CEU sigue dominando pero la defensa local mantiene las esperanzas de que pase algo como…como un robo después de un ruck, en nuestra 22, y un contragolpe mortal que termina en un dos contra uno frente a su arrier que se resuelve finamente y pone en pie a la afición, incluidos Peter Pan y el eslabón perdido. 22 a 19 y demasiados minutos para jugar, minutos que gestionamos fenomenalmente llevando el juego a su 22 y manteniendo la posesión. Final y victoria, nuestros 14 diablos se han ganado el cielo.
Tras aplaudir al público y darle la mano al equipo contrario y al árbitro, los 14 aún tienen tiempo de hacerle el pasillo al sénior, qué grandes.
Felicidades a los chicos por su esfuerzo; gracias a los que regularmente vienen a entrenar, gracias a los que jugaron tocados, gracias al cadete prestado, gracias al jugador exiliado y gracias a los que no pudiendo estar quisieran haber estado. Somos los que somos y es un orgullo.
Pero no nos engañemos, debemos entrenar más y mejor. Martes y jueves.